19/11/2022

Derrotada lira

Caprichoso dolor

hunde el rencor en tierra que dormía.

Ni asombro ni estupor

provoca esta agonía

de ser sombra que mana cada día.

07/09/2022

L'homme qui ne voulait pas jouer de la basse

Carlos Dengler, ou tout simplement Carlos D (1974), est bien connu pour avoir été le bassiste du groupe new-yorkais Interpol depuis son début à la fin du XXe siècle jusqu'à 2010.

Interpol est devenu un des plus importants représentants de la musique alternative en général et du post punk en particulier déjà après son premier album, Turn on the Bright Lights (2002). Avec Carlos, ils ont signé aussi Antics (2004), Our Love to Admire (2007) et Interpol (2010). Toutefois, le groupe continue actif actuellement.

Musicien iconique s'il en est, son ton était le résultat de jouer d'une basse Fender sans pédales, donc le son restait assez naturel. Sa musique, souvent composée dans la gamme éolienne, inclut beaucoup d'octaves. D'autre part, il employait l'accord drop D très souvent et écrivait la plupart des chansons dans les clés de ré et si mineur. Le fait qu'il utilisait médiator ne l'empêchait pas de jouer staccato, même si ce technique s'avère plus fréquent parmi ceux qui en jouent avec les doigts.

Afin de mieux comprendre l'style de sa création en tant que bassiste, on reccommande vivement l'écoute de certaines pièces comme "The New" ou "Evil", dont la vitalité et parfois l'imprévisivilité sont si acclamées.

 



Curieusement, 2022 a été l'année du retour à la musique de Carlos. Maintenant il aborde le genre new age et il l'a concrétisé dans un nouveau album en solitaire, Aqueduct. Compte tenu de sa créativité, c'est possible que celui ne soit pas le dernier.

17/01/2022

Nos quedan dos telediarios


Día tras día, los medios de comunicación esparcen, en su incansable labor, información que puede manifestar varias facetas de la cada vez más viciada realidad circundante: sobre todo política, sucesos y deportes, pero habría un largo etcétera de temas que añadir.

Día tras día, los destinatarios pueden seguir cómodamente el incesante torrente de actualidad que esta maquinaria regurgita y los invita a degustar como si se tratara de porciones de un gran pastel con barra libre, pues por lo visto semejante despliegue de recursos se nos pone en la palma de la mano a cambio de un puñado de molestos anuncios. Y hablando de porciones, qué curiosa resulta la denominación en inglés del término noticia (piece of news). Si se juega a hacer una errónea traducción literal, ¿cuál sería el resultado? "Pieza de noticia". Como si la lengua inglesa hubiera sido caprichosa a la hora de determinar el vocablo news como incontable, se supone que dichas "piezas" nos mantienen informados y permiten no quedarnos en blanco o sin nada que decir ante la conversación de turno sobre la "actualidad" con el vecino, el familiar o el compañero de trabajo.

Día tras día, las piezas se van acumulando en la cabeza. No por ello, sin embargo, se logra alcanzar un sentido que vertebre todas aquellas informaciones, sino que por el contrario, lo habitual es que algunas de las que llegaron antes se acaben por perder u olvidar y ese espacio lo pasan a ocupar las más recientes. En otros casos, nos veríamos amurallados por un sistema de pensamiento y creencias configurado al gusto del poder de las agencias de información. En todo caso, más difícil lo tendríamos para alcanzar una manera de pensar genuina, porque ese proceso de tragar y tragar no parece estar pensado para llevar a cabo una reflexión adecuada y sosegada.

Día tras día, la actualidad producida en serie se nos planta delante, pero con certeza se puede afirmar que los árboles no nos dejan ver el bosque. Los saberes ancestrales menos mudables que la continua vorágine mediática, o tal vez los textos que los clásicos dejaron nunca van a estar de actualidad, así que, ¿para qué profundizar en estas materias?

Día tras día, nosotros mismos somos quienes nos convertimos en piezas al servicio de un proyecto de algo que nos es ajeno.