25/09/2019

Cádiz nunca estuvo tan lejos

Se dice que tiempo atrás hubo un investigador dotado de una sólida formación y de una intuición agudísima que destacaba del resto en muchos aspectos.

Tanto la cantidad como la calidad de su producción se consideraban notablemente superiores a las de otros colegas. No era de extrañar que una selecta minoría de sus contemporáneos lo valorasen, sin vacilar, como a un genio. Su creación multidisciplinar aumentaba con el paso de los días, y aportaba un saber intuitivo de originalidad inusitada.

Un día, de repente, su obra dejó de encontrarse disponible para el público. De su labor solo quedó la fragmentación del material, repartida a partes desiguales por y para sus prevenidos seguidores, quienes acudían a la red para obtener su ración como quien se reparte un inmenso tesoro: ¿sacralización de la víctima metafóricamente inmolada?

En todo caso, lo que está claro es que al final su proyecto se truncó antes de tiempo y se disolvió sin alcanzar el siguiente nivel que había dictado su voluntad, sin generar una simbiosis en cualquier playa gaditana.