Rara avis altius volat
18/05/2024
06/05/2024
25/07/2023
Nocturna (Antares)
Se adivinan los caminos
en oscuro terciopelo.
Antares nos guiña el ojo;
tornado se ha el sendero
en recuerdo de la luz.
¡Y cuán dichosos seremos
si regresa el claro día
dejando que el fuero interno
nos dicte, con osadía,
el pálpito verdadero
que de cabida carece
en legajos o cuadernos...!
23/06/2023
01/01/2023
19/11/2022
Derrotada lira
Caprichoso dolor
hunde el rencor en tierra que dormía.
Ni asombro ni estupor
provoca esta agonía
de ser sombra que mana cada día.
07/09/2022
L'homme qui ne voulait pas jouer de la basse
Carlos Dengler, ou tout simplement Carlos D (1974), est bien connu pour avoir été le bassiste du groupe new-yorkais Interpol depuis son début à la fin du XXe siècle jusqu'à 2010.
Interpol est devenu un des plus importants représentants de la musique alternative en général et du post punk en particulier déjà après son premier album, Turn on the Bright Lights (2002). Avec Carlos, ils ont signé aussi Antics (2004), Our Love to Admire (2007) et Interpol (2010). Toutefois, le groupe continue actif actuellement.
Musicien iconique s'il en est, son ton était le résultat de jouer d'une basse Fender sans pédales, donc le son restait assez naturel. Sa musique, souvent composée dans la gamme éolienne, inclut beaucoup d'octaves. D'autre part, il employait l'accord drop D très souvent et écrivait la plupart des chansons dans les clés de ré et si mineur. Le fait qu'il utilisait médiator ne l'empêchait pas de jouer staccato, même si ce technique s'avère plus fréquent parmi ceux qui en jouent avec les doigts.
Afin de mieux comprendre l'style de sa création en tant que bassiste, on reccommande vivement l'écoute de certaines pièces comme "The New" ou "Evil", dont la vitalité et parfois l'imprévisivilité sont si acclamées.
Curieusement, 2022 a été l'année du retour à la musique de Carlos. Maintenant il aborde le genre new age et il l'a concrétisé dans un nouveau album en solitaire, Aqueduct. Compte tenu de sa créativité, c'est possible que celui ne soit pas le dernier.
17/01/2022
Nos quedan dos telediarios
Día tras día, los destinatarios pueden seguir cómodamente el incesante torrente de actualidad que esta maquinaria regurgita y los invita a degustar como si se tratara de porciones de un gran pastel con barra libre, pues por lo visto semejante despliegue de recursos se nos pone en la palma de la mano a cambio de un puñado de molestos anuncios. Y hablando de porciones, qué curiosa resulta la denominación en inglés del término noticia (piece of news). Si se juega a hacer una errónea traducción literal, ¿cuál sería el resultado? "Pieza de noticia". Como si la lengua inglesa hubiera sido caprichosa a la hora de determinar el vocablo news como incontable, se supone que dichas "piezas" nos mantienen informados y permiten no quedarnos en blanco o sin nada que decir ante la conversación de turno sobre la "actualidad" con el vecino, el familiar o el compañero de trabajo.
Día tras día, las piezas se van acumulando en la cabeza. No por ello, sin embargo, se logra alcanzar un sentido que vertebre todas aquellas informaciones, sino que por el contrario, lo habitual es que algunas de las que llegaron antes se acaben por perder u olvidar y ese espacio lo pasan a ocupar las más recientes. En otros casos, nos veríamos amurallados por un sistema de pensamiento y creencias configurado al gusto del poder de las agencias de información. En todo caso, más difícil lo tendríamos para alcanzar una manera de pensar genuina, porque ese proceso de tragar y tragar no parece estar pensado para llevar a cabo una reflexión adecuada y sosegada.
Día tras día, la actualidad producida en serie se nos planta delante, pero con certeza se puede afirmar que los árboles no nos dejan ver el bosque. Los saberes ancestrales –menos mudables que la continua vorágine mediática–, o tal vez los textos que los clásicos dejaron nunca van a estar de actualidad, así que, ¿para qué profundizar en estas materias?
Día tras día, nosotros mismos somos quienes nos convertimos en piezas al servicio de un proyecto de algo que nos es ajeno.
21/12/2020
Encuentro de colosos
Hoy la astronomía y la astrología viven un acontecimiento singular que no se registraba desde hace siglos y que, del mismo modo, tardará varias décadas hasta que suceda de nuevo, según las asociaciones de astrónomos.
Al margen de que, como es habitual por esta fecha, tiene lugar el solsticio de invierno en el hemisferio norte y el de verano en el hemisferio sur, en esta ocasión se va a dar una conjunción de los planetas Júpiter y Saturno que será visible al anochecer siempre que no haya niebla o nubes que dificulten la observación.
Ambos planetas cuentan con ciertas características muy similares aunque no exactas, como su diámetro ecuatorial o el número de satélites. Y sin embargo, a su vez, se puede apreciar que sus glifos simbolizan opuestos: en Júpiter, el alma se encuentra por encima de la cruz de la materia (♃); en Saturno, esta misma cruz está por encima del creciente del alma (♄).
En este punto, no está de más adentrarse en conceptos de tipo simbólico para recordar que en la antigüedad se pensaba que Saturno era el planeta más lejano a la tierra, y por eso se identificó con la idea de los límites y del tiempo, frente a la expansión típica de Júpiter. Más concretamente, en la mitología griega se le asoció con Cronos, el titán que devoraba a sus hijos. De ahí en adelante, no han sido pocos los que han advertido un aparente culto a dicha entidad en cantidad de elementos de la cultura popular: hay innumerables detalles que revelan esta presunta filiación si se busca en obras artísticas o producciones de comunicación de masas, pero uno de los más destacables puede ser el símbolo del comunismo, que guarda un parecido razonable con el saturnal bajo la apariencia de una hoz y un martillo (☭).
Está por ver si esta reunión de iguales en la que uno de ellos parece cobrar tanta importancia para las élites desencadenará cambios trascendentes para la historia o no. Por ahora, solo queda mirar al cielo con humildad.